TERAPIA de tres sesiones y un diagnóstico, donde la demencia juega, sin mesuras, un papel protagónico ajeno de poses acartonadas y de aflicciones delirantes, sino, por el contrario auténtico.
Irreverente alucinación que nos regala el catártico regodeo de una puesta en escena, sin mayores pretensiones que la risa espontánea y redimida del amable espectador, en la confesión sincera de que “Los cuerdos no son los que no ven cosas… son los que las ven, como todo el mundo, pero se quedan callados”.
El lugar del encuentro, un consultorio psicoanalítico. Los personajes, un doctor con un gran dominio en temas relacionados con la psiquis humana y una paciente con un complejo de Edipo tan grande, que “…hasta el mismo Edipo le recomendaría terapia…”. El paciente poco a poco irá sacando de las casillas a un doctor muy resistente a desbordarse a pesar del desfile de ocurrencias y situaciones, insólitas y desopilantes, que le propone su paciente.
En este carril, ambos personajes se disputarán el protagonismo de la escena desandando con mucha inteligencia y humor temas como la incomunicación familiar, los condicionamientos sociales, la hipocresía, la soledad y la sexualidad y una velada crítica al psicoanálisis.
Interpretada por Salvador Correa y Toñin Domínguez
Dirigida por Germán Barrios
Autor: Martin Giner